martes, 26 de abril de 2011

Red social y política


Cuando algo es novedad se le suele atacar, aún más cuando esta novedad se confunde con manías de jóvenes. Las redes sociales, aunque ya llevan algo de tiempo funcionando, son algo nuevo de lo que ya he leído y escuchado algunas críticas; también elogios exagerados, ya que tampoco creo que dichas redes sean panacea de nada. Lo que sí han demostrado es una fuerza brutal en el mundo de la comunicación. Como dice Manuel Castells en su genial libro “Comunicación y poder” (Alianza Editorial, 2009), la comunicación en red no se basa en compartir cultura, sino en la cultura de compartir. La información pasa de unos a otros, se comparten ideas, blogs, millones de datos que no sólo sirven para el entretenimiento, sino para el propio trabajo. La información es poder. La política, entendiéndose como ese conjunto de actores que pretenden alcanzar el poder para desarrollar su programa ideológico, no puede darles esquinazo o usarlas simplemente como propaganda sin establecer diálogo alguno con los internautas. Pulsar el ratón no es lo mismo que una manifestación de un millón de personas, por ahora estoy de acuerdo en eso; hay que dar la cara y mojarse, pero quizás esas sinergias que se consiguen en la red, esas simpatías alrededor de cualquier causa, pueden ser la base de un movimiento o cibermovimiento que debemos observar con interés. Si no, deberíamos sentarnos y pensar: ¿de qué cosas de la actualidad política y social nos hemos enterado principalmente a través de Internet? Empezaríamos con Wikileaks, el caso de Islandia y su revolución pacífica y podríamos seguir. Lo importante no sólo es la herramienta, sino el uso que se haga de ella.

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