martes, 26 de marzo de 2013

Tecnócratas

Os dejo mi nuevo artículo publicado por "Noticias de Almería". Esta semana ha tocado hablar de los tecnócratas.


Tras la noticia económica de la semana, que no ha sido otra que la imposición de un impuesto a parte de los depósitos bancarios residentes en Chipre -una incautación en toda regla, puesto que, al ir a los cajeros automáticos, los chipriotas no podían sacar el dinero correspondiente al impuesto establecido- a cambio de recibir 10.000 millones de euros de la Unión Europea (aunque ya se está hablando de 20.000 millones), uno se plantea muchas cosas. La Troika, ese conglomerado de técnicos capitaneados por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el FMI, no se cansa de imponer a los gobiernos, sin que medie debate ni consenso, medidas draconianas que nadie, tras cinco años de crisis, sabe si nos sacará o no del atolladero. Lo que está claro, por ahora, es que nos hunden más.

Me hace gracia escuchar que los técnicos no tienen ideología, como si fueran seres extraterrenales más allá del bien y del mal, por parafrasear la obra del filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche. Hoy en día, la Economía, una ciencia social donde las haya, se ha convertido en ideología. Como bien remarcó el economista Martín Seco en uno de sus libros, el lenguaje de los economistas “liberales” se ha convertido en el latín del catolicismo antes del Concilio Vaticano II: un idioma establecido para dar sermones y que el pueblo llano no se entere de nada.

Así, el FMI, por ejemplo, en nombre de los informes “técnicos”, ha utilizado la deuda y la ayuda que ellos podían dar para imponer medidas privatizadoras, flexibilizadoras del mercado de trabajo y demás “genialidades” a lo largo del mundo. Latinoamérica, el sudeste asiático y ahora los países del sur de Europa vivimos esta oleada “ideológica” en nombre de la ciencia y del progreso. Si conocen un poco la historia, hablo de los años 80 y 90 del siglo pasado, ya saben cómo terminó todo en estos países: más pobreza, más desigualdad y un aumento de movimientos extremistas. Hasta que muchos de ellos se plantaron y dijeron que no harían más caso de lo que opinaran estas instituciones. La cosa no pintaba bien. Por cierto, el que menos caso hace en estos momentos es EEUU (siempre ha sido así). Por eso, su reserva federal se dedica a inyectar liquidez al sistema, mientras nuestro Banco Europeo está obsesionado con la inflación. Vaya, va a resultar que hay diferencias entre nuestros tecnócratas.

Los técnicos no dijeron nada de que Chipre se convirtiera en un paraíso fiscal cuyos bancos recibían cantidades ingentes de liquidez que luego destinaron a engordar burbujas inmobiliarias o, bien, al gran negocio de la compra de deuda pública (en su caso, fue adquirir deuda griega). Total, luego ya vendrán las autoridades a asegurar que el negocio especulativo siga funcionando bien, porque para rescatar entidades y defender este tipo de negocios, el neoliberalismo se torna intervencionista.

Todavía recuerdo a muchos técnicos económicos decir que nuestra burbuja inmobiliaria no era para tanto y que seguro que el sector servicios absorbería el excedente de mano de obra una vez que se parara la construcción. Claro, lo que no decían es que sería el sector servicios de otros países, como Alemania, el que crearía puestos de trabajo.

Cuando muchas veces escucho “yo soy técnico, no político”, me echo a temblar. ¿Realmente creemos que las teorías económicas están desligadas de la realidad social y, por tanto, libres de ideología? Es verdad que hacen falta técnicos y profesionales especializados. Pero les voy a comentar una cosa: las Ciencias Sociales son sociales; estudian el comportamiento humano que es, en primer lugar, impredecible (por mucho que se empeñen en decir lo contrario) y, en segundo lugar, influido por variables más allá de las puramente racionales. Las emociones, como todo en la vida, juegan un papel crucial en las decisiones humanas. Por lo tanto, estas medidas económicas de la Troika son como si usted empezara a darse cabezazos contra la pared y le empezara a doler. ¿No sería mejor parar? Quizás un técnico le dijera que es posible que atraviese el muro con austeridad, trabajo duro y bajos sueldos. Pero lo más probable es que su cráneo se acerque a la ruptura. Así vamos.

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