lunes, 20 de mayo de 2013

Nuevo artículo: El Ciberespacio.


Os dejo mi nuevo artículo en Noticias de Almería. Esta semana ha tocado reflexionar sobre Internet y su enorme potencial. Frente a los discursos apocalípticos, yo planteo una visión más práctica y favorable de uno de los grandes inventos de las últimas décadas.



En mi mesilla de noche tengo, esperando con sigilo a ser leído, el libro de Willian Gibson que tiene por título “Neuromante”. Escrito en 1984, el autor estadounidense no sólo fue el precursor del ciberpunk, sino de un término muy usado en la actualidad conocido como “ciberespacio”.

Con más de 25 millones de internautas en España, de los cuales el 93% usa las redes sociales, es evidente que a nuestra realidad física, compuesta por átomos, se le ha unido una realidad virtual compuesta de bits. Como en cualquier novela de ciencia ficción, el hecho de que vivamos una de las grandes transformaciones tecnológicas y, a la vez, un progreso de la información y del conocimiento, puede provocar temor, apatía o escepticismo en muchos. Es normal, no se pueden analizar el ciberespacio e Internet con los parámetros que había antes de la invención y popularización de la Red. También es cierto que el grueso de internautas se sitúa en edades inferiores a los 35 años, por lo que, en ocasiones, se confunde un cambio cultural con una mera moda.

Las relaciones en Internet suelen ser de carácter horizontal y se caracterizan por la dinamización de contenidos. Esto no es otra cosa que compartir información, incluso poder generarla, a unos costes ínfimos y con una facilidad gigantesca. ¿Se podía compartir un documental, reportaje o cualquier vídeo antes de Internet? Por supuesto, grabándolo en VHS y llevándoselo al amigo potencialmente interesado. Ahora puedo subirlo a YouTube. El sociólogo Manuel Castells habla de “autocomunicación de masas”, puesto que, a pesar de ser de masas, el poder el internauta de mover la información es tremendamente superior a lo que se conocía hasta ahora. Esto explicaría fenómenos como la viralidad, por ejemplo.

Es cierto que en Twitter la información se trasmite rápidamente y que en 144 caracteres no se pueden construir grandes discursos. Claro, el problema es considerar que se pueden hacer. No es su función, para eso están los blogs o las páginas especializadas, de la misma forma que en los bares las conversaciones no acaban en sesudos ensayos, para eso hay que encerrarse en una biblioteca a investigar. En Internet hay muchos espacios y cada uno tiene su función, elemento que debemos tener en cuenta a la hora de hablar de las limitaciones de la Red. La opinión pública coge fuerza en aquellos lugares donde se reúne la gente, desde un bar hasta una asamblea en una plaza urbana, y se nutre sobre todo con la información que les llega de los medios de comunicación de masas. Internet crea un espacio donde mucha gente se reúne, puesto que conversa, comparte información y analiza su entorno. Cuando leo críticas sobre que Internet no moviliza a la gente, pienso que todavía no han entendido ni la bidereccionalidad de la red, ni un elemento fundamental: en una sociedad hiperconectada, para que la gente se movilice necesita no sólo que le duelan determinadas situaciones, sino conocerlas bien.

Cuando en un vídeo viral movido en las redes sociales veo un desahucio, también, en otra ventana, puedo acceder a explicaciones de profesionales y activistas. Dolor y conocimiento viajan a través de la red a la velocidad de la luz. Además, el espacio y tiempo a la hora de acceder a la información ha cambiado, por no decir que se han eliminado. Puedo ver entrevistas de hace décadas de grandes pensadores, puedo acceder a libros, puedo ver tertulias a la hora que me viene bien y, desde el dispositivo tecnológico que decida, puedo comprar bienes y servicios y un largo etcétera y todo sin salir de mi piso. A esto se le llama reducir costes, de tiempo y de dinero.

Además, puedo recomendar información a mis amigos y allegados, por lo que se crea una comunidad alrededor de perfiles “internautas” muy interesante. Incluso, puedo escribir este artículo que ustedes están leyendo a través de Internet, puedo convertirme en creador de contenidos, en un nuevo emisor ante innumerables receptores. Es cierto que esto crea masificación, pero, por ese motivo, se están creando nuevas profesiones como el Community Manager o afines, que están destinadas a eso, a organizar la información. Ése es el gran reto de la Sociedad Red.

El ciberespacio es una nueva era. Como dice el filósofo Antonio Escohotado, todo progreso del conocimiento al fin y al cabo es un progreso de la libertad. Es verdad que puede conllevar muchos problemas, pero ante los agoreros discursos negativos de algunos, lo mejor es el estudio en profundidad de uno de los grandes inventos de las últimas décadas. Investiguen y juzguen ustedes mismos; al fin y al cabo, en la era del ciberespacio, el ciudadano tiene más poder del que se cree. Las distancias entre todos se han acortado, no desaprovechen la oportunidad.
@Hecjer

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