jueves, 5 de septiembre de 2013

Transparencia en los partidos políticos



Los partidos políticos -ya muy criticados desde hace años, no es algo nuevo - suspenden, a nivel general, en cuestiones de transparencia. Ya lo dijo Robert Michels, los partidos son organizaciones burocráticas que tienden a ser controladas por una minoría . A esta situación de “ordeno y mando” por parte de las élites, Michels la llamó “ley de hierro de la oligarquía”. Antiguamente esta citada ley se cumplía debido a la complejidad de las organizaciones, que obligaba a tener cuadros especializados que terminaban burocratizando la organización hasta niveles exasperantes.

Hoy en día, aunque la sociedad es cada vez más compleja, no tiene razón de ser no abrir las puertas de aquellas organizaciones que gestionan nuestros impuestos y nuestro voto, no sólo a sus militantes, sino a la sociedad en general. Ya hablamos la semana pasada sobre distintas formas de democracia directa y de“ciberdemocracia”, ideas que están cogiendo fuerza en pleno apogeo de la sociedad de la información.   . Pero, aunque estos  nuevos modelos vayan cogiendo fuerza, los partidos políticos son por ahora imprescindibles o, dicho de otra forma, un mal necesario.

Si los partidos son controlados por élites privilegiadas, es normal que no sean muy propensos a facilitar información interna, de la misma forma que no se cortan ni un pelo en implementar políticas públicas de recortes sociales cuando a ellos no les afecta. Viven muy bien.

Pero vayamos al grano. Lo que más nos interesa en relación con el desarrollo interno de los partidos son las cuentas. Cuánto cobran los políticos, con qué presupuesto trabajan, etc. Tras el caso Bárcenas y la posible trama de financiación ilegal del PP, parece que estamos más sensibilizados por conocer cómo se financian los partidos políticos. ¿Quién dona dinero? ¿A cambio de qué? No seamos ingenuos, cuando alguien dona dinero a espuertas a un partido de gobierno, por lo menos hay que sospechar. Pero está claro que, con lo que cuestan las campañas electorales y cualquier evento de un partido en general, el dinero es necesario. Investigar la procedencia de la financiación  de cualquier partido puede hacernos ver qué grupos de interés y de presión andan por detrás. Como se dice en la serie “The Wire”  , hay que seguir la pista del dinero.

La opacidad es lo contrario a la democracia. Si las organizaciones que deben articular una sociedad abierta y plural son cerradas y antidemocráticas, no podemos esperar que terminen por gestionar una democracia. La utilización de la página web de los distintos partidos como plataforma de transparencia tiene que ser un objetivo tan primordial como el de utilizarla a modo de panel propagandístico; entre otras cosas, porque, hoy en día, si algo se exige a la política es honestidad.
Pero, retornando como siempre  a mi realismo, todavía no tengo muy claro si se castiga la corrupción en las urnas con la contundencia que debería. Eso de “roba, pero hace algo” son palabras que me he cansado de escuchar.

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